EL PENSAMIENTO MAO TSE TUNG EN EL PERÚ. Orígenes y división en la izquierda peruana en 1964 (Parte 2)

Por: Ernesto Toledo Bruckmann. 

Acercamiento ideológico entre el MIR y el Pensamiento Mao Tse Tung

Resultaban evidentes las coincidencias ideológicas entre el MIR y el PCCH. En julio de 1964 Luis de la Puente Uceda escribe “La Revolución Peruana. Concepciones y perspectivas” (9) donde se aproxima al análisis de Mariátegui al sostener que durante el siglo XVIII y sobre la base de un sistema colectivista agrario se trasplantó el feudalismo a través de la Conquista, consolidándose el régimen feudal con Independencia y desarrollándose un capitalismo incipiente a partir de la segunda mitad del siglo XIX.

Reconoce que el latifundio con relaciones feudales y semifeudales primaba en medio de comunidades indígenas – que son ayllus primitivos del incario – sobrevivientes en medio de una lucha permanente contra la usurpación gamonalista. De la Puente destaca las normas colectivistas de trabajo y sentimientos de ayuda mutua y colaboración. “La Sierra tiene una población aproximadamente de 7 millones de habitantes, en su mayoría indios y mestizos.  La Sierra representa al Perú real, al Perú feudal, al Perú indio.”

Tras destacar la reconquista de la tierra por medio de invasiones a las haciendas vecinas, las críticas a la posición “moscovita” se hacen perceptibles.   “Surge sin embargo, la contraposición de concepciones y de esquemas. Hay todavía quienes sostienen demagógicamente los esquemas tradicionales de la Revolución de Octubre, dirigida materialmente por el proletariado y teniendo como escenario las ciudades.”

Contrariamente, su aproximación a Mao TseTung se manifiesta al señalar que desde el surgimiento del MIR se sostuvo la necesidad de encarar el fenómeno partiendo de la lucha armada en el campo, con la estrategia y táctica guerrilleras; movilizando, organizando, concientizando e incorporando paulatinamente a la lucha a las grandes masas campesinas, estudiantiles, pequeño burguesas, de la clase obrera, para ir construyendo el Ejército Rebelde y capturar el poder dentro de un proceso militar estrechamente vinculado a lo que llamó “ guerra del pueblo, que avance de los Andes a la Costa, del campo a las ciudades, de las provincias a la capital”

El MIR creía que el proceso insurreccional adquiriría formas de una verdadera revolución agraria y que las acciones de las masas campesinas comenzarían con las invasiones de los latifundios usurpados a las comunidades y a los núcleos campesinos, bajo la dirección de las células y comités clandestinos del partido revolucionario y con el amparo de los grupos guerrilleros. Coincidiendo con la táctica china, los s propios campesinos organizarían milicias de autodefensa y de acuerdo a su nivel ideológico y entusiasmo revolucionario, irían siendo incorporados a las guerrillas zonales o a las columnas del Ejército Rebelde.

Para De la Puente, las contradicciones sociales en el campo eran de tal antagonismo que no podrían ser resueltas con paliativos, parches o promesas, por lo que las guerrillas constituían dentro de la concepción de guerra del pueblo, catalizadores de la explosión social, gérmenes del Ejército Rebelde, factores de propaganda y organización, escuelas ideológicas y militares.

Durante la Sesión Plenaria del Comité Central del MIR, del 22 al 30 de marzo de 1964, De la Puente presentó el texto “Nuestra Posición”. Al igual que la casi totalidad de organizaciones de izquierda, el MIR no podía dejar de manifestarse frente a la llamada Coexistencia Pacífica, tema que avivó la polémica alrededor del Movimiento Comunista Internacional.  (10)

El MIR, coincidiendo con la postura china, daba cuenta del deseo de los países socialistas de practicar la política de Coexistencia Pacífica, en la medida que para resolver las diferencias entre los dos sistemas no haya necesidad de recurrir a las armas. “Las poderosas fuerzas del socialismo son una garantía para la paz. En sus manos las armas atómicas sirven para disuadir a las potencias imperialistas de sus propósitos de hacer marchar atrás el curso de la Historia.

Sin embargo fue enfático en sus discrepancias con la postura del comunismo soviético: “Pero coexistencia pacífica no puede existir entre las colonias o semicolonias y las metrópolis imperialistas, entre las clases explotadas y las clases explotadoras.” Para el MIR la Coexistencia Pacífica suponía absoluta soberanía e igualdad de trato y que sobre la base del avasallamiento de la dignidad de un pueblo o de la explotación de una clase no era posible ninguna coexistencia: “La única manera de seguir haciendo avanzar la revolución es realizándola en cada una de nuestros propios países y en el caso por lo menos de los países coloniales y semicoliniales es un engaño equivalente a una traición crear paralelamente ilusiones en cuanto a las posibilidades de un paso pacifico al socialismo. En estos países la revolución tiene que ser violenta y no podrá ser de otra manera porque en ninguna parte las contradicciones son más antagónicas.”

El MIR recordaba que el campesinado en América latina era la clase más numerosa y explotada, por lo que, coincidiendo con Mariátegui, el problema de la tierra era clave einsoluble frente al cual se estrellaban todos los intentos de reformas. Por todo ello, resultaba necesaria la liquidación del latifundio con todas las relaciones de servidumbre que implicaba.

En el título  Campo: un camino natural de la guerra de guerrillas se encuentra una nueva aproximación al Pensamiento Mao TseTung. “Nosotros nos ubicamos dentro de otra perspectiva. Tomar el camino del campo implica escoger una ruta que conduce a la toma del Poder (…) El campo es el escenario natural de la guerra de guerrillas. Esta es la forma de violencia que ha liberado ya a muchos pueblos como el nuestro y es la forma que corresponde para liberar al Perú.”

Contrariamente a todo ello, Abimael Guzmán consideró que el MIR siguió  criterios burgueses revolucionarios, expresados “en sus vinculaciones políticas con el revisionismo y el trotskismo”; asimismo, dijo que el guerrillero Guillermo Lobatón era trotskista y “antichino” y la composición social era mayoritariamente de pequeña burguesía urbana, intelectual y profesionales o estudiantes y en menor proporción trabajadores y campesinos (GUZMÁN: 2013: 139); pese a ello, el MIR asumió nombres incas para su guerrilla, como Túpac Amaru y Pachacutec.

Sobre la línea militar mirista, Guzmán dice que “siguió una línea militarista burguesa de posposición de la política y elevación de lo militar; línea que sobrevalorando las armas minimizaba la importancia de los hombres y su formación política (…) soslayaba el papel de las masas populares principalmente del campesinado en la guerra de guerrillas” (GUZMÁN: 2013: 141)

Respecto a las repercusiones de la guerrilla mirista en el PCP, Guzmán dice: “Las guerrillas del MIR sí repercutieron políticamente en el partido, sirviendo a atizar la lucha interna” Guzmán habla de casos aislados de contingentes partidarios incorporados a sus filas. Respecto al Comité Regional de Ayacucho, conoció solo dos casos de militantes incorporados al ELN pero volvieron al partido luego de realizar las respectivas autocríticas. (GUZMÁN: 2013: 142)

Del mismo modo, asumirá la relación entre la táctica y estrategia mirista y la guerra popular de Mao: “La violencia revolucionaria se concreta como guerra campesina dirigida por el partido para seguir el camino de cercar las ciudades desde el campo. Que este es el camino a seguir, está probado incluso por la heroica guerrilla del 65, pues su derrota no niega la guerra popular del Presidente Mao ni el camino de Mariátegui sino que, por el contrario, demanda cumplirnos con tenacidad y firmeza poniendo al mando siempre la línea política general que Mariátegui estableciera y el desarrollo que le ha impreso cincuenta años de  lucha de clases.” (Guerra popular en el Perú. El pensamiento Gonzalo” Pag.97)

Posteriormente, durante la V Conferencia  Nacional, en noviembre de 1965, el PCP “Bandera Roja” rindió un reconocimiento a De la Puente Uceda y los guerrilleros caídos en acción, además de  reconocer el aporte de las guerrillas en la agudización de las contradicciones:

“Parecía como que el MIR después de la IV Conferencia Nacional del Partido Comunista, de enero de 1964, consideró  la aparición  de un rival capaz de arrebatarle la iniciativa en la lucha armada y con ese criterio ha procedido; sin embargo, no impide reconocer  que la lucha guerrillera ha contribuido a una mayor polarización de fuerzas, a una agudización  de las contradicciones (…) Consideramos nuestra obligación no permitir  que el fuego de la lucha armada  se extinga. Desde ya declaramos que pondremos nuestros esfuerzos para que siga encendido” (“Construcción y lucha en la historia del Partido”, tomo II. Pag. 83,84)

10. CUARTO CONGRESO NACIONAL Y EL INICIO DE LA DIVISIÒN: 1962

Rolando Breña, quien en abril de 1962 ingresó a la Juventud Comunista Peruana (JCP), siendo estudiante de San Marcos, recuerda: “Hasta 1962  había algunos rasgos de inconformidad con las formas de dirección del partido, con el estilo burocrático, con algunas concepciones que a nosotros nos parecían pacifistas ya que América latina soplaba vientos revolucionarios. La propia situación en el Perú nos obligaba a tener actitudes más radicales  que a veces no se encontraban en la dirección del partido. Pero no se veía un sesgo definido ideológico y menos la confrontación chino soviética que después si se manifestó.” (11)

La III Conferencia encontró su coronación en el IV Congreso Nacional de Agosto-Setiembre de 1962. Mientras la línea de Del Prado afirmaba que se ingresó a un camino más afirmado, con grandes posibilidades de desarrollo  orgánico y penetración entre las masas obreras y campesinas, el sector que posteriormente seguiría la línea pro- china asegura que este Congreso ratificó y profundizó una línea revisionista dada durante la III Conferencia; asimismo que sancionó un programa reformista y eligió un Comité Central que calificaba de “camarilla revisionista” y que estaba encabezada por Del Prado y Acosta- este último se encontraba preso-, entre los que se encontraban también Saturnino Paredes Macedo y José Sotomayor Pérez, éste último, elegido secretario nacional de prensa y propaganda.(PARTIDO COMUNISTA DEL PERÙ- PATRIA ROJA: 1993. s/n)

Los pro- chinos acusaban a la Dirección de esforzarse por crearle a la militancia ilusiones pacifistas, condicionarlas a sus “objetivos reformistas y electoreros” y abandonando al proletariado al juego demagógico de la burguesía; sin embargo, los documentos oficiales, contrariamente,  pretendió clarificar el problema de las vías “pacífica” y “no pacífica” de la revolución. En las Conclusiones y Resoluciones se calificó de “desviación derechista” el considerar que la revolución podía avanzar únicamente los medios “legales”.

“Desearíamos, por todo, que la revolución se hiciera con el menor desgaste de vidas, con un mínimo de sufrimientos para la humanidad, si fuese posible por medios pacíficos, pero no desconocemos por eso que las clases explotadoras defienden sus privilegios en cualquier forma y casi siempre a sangre y fuego. Si ellas  renunciaran al empleo de la violencia para combatir la revolución, el camino de ésta sería pacífica y no tendríamos nosotros porqué emplear la violencia. Pero sí- como sucede más frecuentemente entre nosotros- recurren a la fuerza bruta, a la represión sangrienta, a nosotros no nos cabe otra cosa que derrotarlos en la misma forma, que sacarlos del poder por la violencia.” (PARTIDO COMUNISTA PERUANO: 1963)

Paredes sostenía que debido a la tradición comunal andina, el campesino peruano, más que ninguno otro en América latina, poseía óptimas condiciones para una lucha exitosa contra el latifundismo. Con motivo del  IV Congreso Nacional, Paredes presentó un informe en el que propuso una serie de tareas para  volcar las actividades partidarias al campo. Por ser el sector más numeroso y explotado, consideraba imposible no tomar en cuenta al campesino como fuerza principal, para llevar adelante la Revolución Peruana; de ahí la necesidad  de ampliar y fortalecer la Confederación Campesina del Perú, apoyándola y auxiliándola en la constitución de sindicatos, asociaciones, uniones, ligas y federaciones.

El PCP debía ponerse al frente de la lucha de los campesinos por la conquista y recuperación de sus tierras, apoyando las ocupaciones de las mismas; para ello creía necesario organizar el Partido en todas las comunidades, haciendas donde imperaban el colonato y demás formas de servidumbre, así como las altamente capitalizadas o núcleos de pequeños propietarios agrícolas. Esto sería posible desarrollando las formas de autodefensa campesina (12)

El PCP también debía trabajar en las instituciones regionales existentes en la capital y en las grandes ciudades, penetrando incluso, en los grandes centros de trabajadores del azúcar, del algodón y demás cultivos industriales; organizar además cooperativas entre los pequeños propietarios agrícolas y comuneros.Temas sobre Revolución Agraria, Organización Sindical y campesina, Organización del Partido y Lenguas Aborígenes debían ser tratados en cursillos institucionalizados tras la creación de una Escuela de Cuadros Campesinos.

Paredes también propuso priorizar el principio marxista-leninista de que los sindicatos obreros orienten, organicen y dirijan las luchas campesinas; para ello se fortalecería la  alianza obrero-campesina, ampliándola hacia el estudiantado e intensificaría la labor de la Juventud Comunista, destacando cuadros que vivan, trabajen y luchen junto a ellos.

Finalmente, el PCP debía comprometerse a luchar por el corte de los juicios militares contra los campesinos, exigiendo su inmediata liberación; de esa manera se podría recuperar la Confederación de Trabajadores del Perú (CTP), dirigida por el Partido Aprista.

En la resolución 23 del IV Congreso: “Sobre las vías de la revolución peruana y nuestras tácticas de lucha”, se vislumbra una inclinación hacia la llamada “vía pacífica”, oponiéndose a la violencia revolucionaria: “No debemos, pues, trazarnos de antemano determinadas vías y caminos cerrándonos el paso a las diversas posibilidades de la lucha de masas.” En el mismo numeral sostiene:

“Consecuentemente, el Congreso considera que, es necesario intervenir desde ya en la cuestión electoral; comenzando por el envío de delegados a la comisión del Estatuto, defender nuestro derecho a estar representados en ella; luego nuestro derecho a intervenir en las elecciones como partido legal; enseguida luchar en su seno y fuera de la comisión contra las partes anti-comunistas y anti-democráticas del Proyecto de Estatuto. Y, finalmente, intervenir en el proceso, no para tomar ahora el poder popular por esa vía, sino para avanzar hacia su conquista, la cual se hará en la forma y el momento adecuado”.

El interés por la legalización y la vía electoral era evidente; en la resolución 29 se llama al fortalecimiento del Frente de Liberación Nacional, impulsar la unidad de las fuerzas populares en torno a objetivos comunes y propendiendo al mismo tiempo a la unidad con otras fuerzas en torno a objetivos inmediatos de carácter nacionalista y democrático. Asimismo, acentuar la lucha por el pleno reconocimiento de la legalidad del Partido.

Los pro- chinos acusaron a la Dirección Central de renunciar a la conducción  revolucionaria de las masas y a la elevación del contenido de sus movimientos y acciones espontáneas. “En vez de preparar al Partido para la lucha en sus diversas formas, incluida la lucha armada, imbuían en sus filas el espíritu de conciliación y el pacifismo.” (PARTIDO COMUNISTA DEL PERÙ- PATRIA ROJA: 1993. s/n)Por su parte, el sector pro- soviético acusaba a los sectores “anticomunistas” de crear una serie de “seudoteorìas confucionistas y adormecedoras” como la del “capitalismo popular”, el “socialismo humanista”, el “tercerismo” y el “socialcristianismo”.

11. XVIII PLENO DEL COMITÈ CENTRAL: “CHINÓFILOS” Y “SOVIETÓFILOS”: 1963

La Comisión Política del PCP hizo un último llamado a su militancia, a fin de evitar la ruptura; en Unidad del 22 de agosto de 1963 año apareció: “La Comisión Política del Partido Comunista Peruano pone en conocimiento de los organismos partidarios y la militancia en general que, con relación al estado actual de las divergencias ideológicas surgidas en el seno del movimiento comunista internacional, la Dirección Nacional viene realizando un estudio detenido  cuyas conclusiones serán sometidas a consideración del próximo pleno del C.C., el que dará a conocer públicamente la posición de nuestro Partido frente a cuestión de tanta importancia (…) En cuanto a la línea política del PCP, ésta ha quedado establecida en el IV Congreso Nacional del Partido, línea que debe orientar la actividad de la militancia y los organismos partidarios”   (TAREA 5: 1985.44)

En octubre de 1963, después de cinco días de discusión durante el XVIII Pleno del Comité Central, se deslindados dos campos: los “chinófilos” y los “sovietófilos”, calificativos que según José Sotomayor, aparecieron en medio de intensas disputas.(SOTOMAYOR, 1979)

Las posiciones divergentes adquirieron un carácter irreconciliable; aunque fundamentalmente se trató de una lucha interna basada en principios, también  se introdujeron elementos ajenos a la cuestión ideológica, agudizando los debates. Si afuera del Movimiento Comunista Internacional se percibía una lucha generada por disputas entre dos naciones poderosas, los pro- chinos peruanos afirmaban que las cuestiones en debate tenían carácter de principios, vinculadas directamente con la táctica y estrategia de la revolución peruana, por lo que hubiese sido grave no confrontar.

Sotomayor dice: “El XVIII Pleno fue convocado precipitadamente, con verdadera sed de venganza, para ajustar cuentas a los ‘pekineses’. Esta es la verdad objetiva y ningún esfuerzo que se haga por negarla tendrá resultados. En el XVIII Pleno del CC del PCP no hubo llamados al ‘diálogo sereno y cordial’; los ataques fueron despiadados y las acusaciones envenenadas. Y hasta alguien fue traído en avión para hacer de fiscal. Al iniciarse los debates, se ejerció presión para alterar el orden del día: primero debían definirse posiciones en el campo ideológico.” (SOTOMAYOR: 1979)

Sotomayor recuerda que el entonces miembro del Comité Central del Partido Comunista de Chile, Volonia Teitelboim, llegó a Lima para asesorar al grupo de Del Prado en la defensa de la tesis del XXII Congreso del PCUS, sintetizada en la llamada “Coexistencia Pacífica” y la  vía pacífica o parlamentaria  de conquista del poder por el partido de la clase obrera.

Por su parte, Del Prado cuestionó a los pro- chinos: “En el Perú, un grupo de abogados y estudiantes que habían viajado a China, se levantaron contra la línea de nuestro Partido y contra las posiciones del Movimiento Comunista Internacional. En un primer momento, estos elementos disfrazaron su oposición a los miembros de la Comisión Política identificados con el campo socialista y su vanguardia, la URSS, acusándolos de malos manejos económicos y de inmoralidad personal. Todo esto con la aviesa intención de removerlos de sus, cargos, capturar totalmente la Dirección y reorientar al Partido hacia el maoísmo. En todos los niveles partidarios y de la Juventud se libró intensa lucha contra la campaña liquidadora y las desviaciones, alentadas desde Pekín, optando los fraccionalistas, cuando quedaron al descubierto, por salir del Partido para formar su propia organización usurpando el nombre de nuestro Partido” (SOTOMAYOR. 1979)

Del Prado condenó duramente lo que llamaba  la “desviación pequinesa“, Saturnino Paredes invocaba el cese del enfrentamiento entre ambos grupos pero calificaba a los pro- soviéticos como “revisionismo jruschovista”; pese a todo ello, Del Prado se impuso haciendo aprobar todas las tesis.

En noviembre de 1963 Sotomayor y Soria, quienes ya en 1959 viajaron a China, debieron retornar al país asiático para pedir el consejo del PCCH acerca de formar un nuevo partido o quedarse en la misma organización; la decisión final sería contundente.

Último viaje antes de la ruptura y la venia de Mao

Según Sotomayor, a su arribo a China se reunieron con ocho miembros del comité permanente del Buró Político del PCCH, que incluía a DengXiaoping; éste recomendó formar un nuevo partido o convocar a una reunión de los comunistas peruanos pro-chinos para expulsar a los pro-soviéticos. Posteriormente tuvieron una audiencia con Mao TseTung, quien desde un inicio mostró su desconocimiento del Perú: “Sabedores de que Mao era un gran fumador, le llevamos de obsequio un cenicero de plata, con una llamita parada al borde, como adorno. Al entregarle, dije que era un modesto presente que los comunistas marxistas leninistas peruanos. Mao nos dio las gracias y le indicó al traductor que recibiera el obsequio. Señalando con el índice el auquénido me pregunto qué animal era, y después de escuchar nuestra breve exposición nos dijo que le encontraba mucho parecido al camello.”(SOTOMAYOR: 1979)

Sus asesores poco o casi nada lo acercaron a la región: “No conocemos muy bien la situación y la realidad de la América Latina, continuó Mao TseTung, y volteando la mirada hacia Li, agregó: los camaradas responsables de la Sección Latinoamericana no se esfuerzan por ampliar y profundizar sus conocimientos sobre la realidad de los países de ustedes.”(SOTOMAYOR: 1979)

Mao insistió en que los pueblos del mundo debían seguir necesariamente el camino revolucionario chino “que va del campo a la ciudad” A su parecer, la guerra era cuestión de decisión: “La guerra se aprende haciendo la guerra sentenció Mao. Y prosiguió: algunos creen que es muy difícil el alzamiento de los pueblos a la guerra popular, y los otros piensan que ésta puede ser la chipa que encienda la hoguera de la tercera guerra mundial; se olvidan del ejemplo cubano, ¿con cuántos hombres se levantó Fidel Castro?, preguntó dirigiéndose al traductor. Este un tanto sorprendido y tartamudeando respondió: 12, no 15, si 15, 15.¿Ya ven? –prosiguió Mao- así se puede comenzar una guerra popular; no es difícil ¿Quieren ustedes hacer la guerra? Es cuestión de decidirse.”(SOTOMAYOR: 1979)

Rolando Breña Pantoja le resta validez al testimonio de Sotomayor: “No creo que Mao haya sido tan simplista para decir eso. Yo recuerdo que Mao dijo: ‘Ahora que van a sus países y después de haber visitado China, olvídense de China porque la revolución es consecuencia de sus propios problemas, sus propias realidades y sus propios conocimientos’”

Inmediatamente después del retorno a Lima se promovió una reunión con los militantes allegados, a fin de darles a conocer los resultados del viaje.  “Resultó claro que para todos que lo que correspondía era llevar adelante la Conferencia acordada en Pekín, en la que se debía expulsar a todo el grupo de jruschovista y elegir una nueva dirección nacional del PCP“ (SOTOMAYOR: 1979)

Por su parte, los pro- soviéticos  son tajantes en sus críticas: “La extracción social pequeño burguesa de los maoístas criollos los indujo al tremendismo y a la impaciencia, de modo semejante a lo ocurrido con Ravines, décadas atrás. Algunos pensaron que después de la Revolución Cubana, los Andes se convertirían por acción de las guerrillas en la Sierra Maestra de América Latina y se inclinaron por los reparativos para la insurrección armada inmediata. Otros hicieron la apología de la vía armada para la toma del poder, pero a través de una guerra popular prolongada del campo a la ciudad, permaneciendo dentro de su organización política afincada, principalmente, en la ciudad y sin pasar a preparar en forma seria sus tesis insurreccionales.” (DEL PRADO: 1987)

12. IV CONFERENCIA NACIONAL: 1964

Aunque Strong asegure que la ruptura nacional fue provocada por la ruptura del Comité Regional de Ayacucho, donde Guzmán exigió que el partido diera “un vuelco stalinista” (STRONG: 1992.32), la historia del nacimiento del Pensamiento Mao TseTung en el Perú considera a la IV Conferencia Nacional del PCP, celebrada en Lima, en enero de 1964, como el punto de quiebre del comunismo peruano. Esta evaluación se basa en tres “resoluciones históricas” ratificadas por la Asamblea después de la ruptura chino soviética:

- Defensa del marxismo-leninismo y el rechazo oficial del “revisionismo moderno” que Nikita Khrushchev introdujo dentro del PCUS, después de la muerte de Stalin;

- Lealtad al PCCH, que sustituiría al PCUS a la cabeza del Movimiento Comunista Internacional después de la división entre los dos partidos comunistas, el 20 de julio de 1963;

- Y, finalmente, la expulsión de los “representantes del revisionismo” del PCP (RANQUE:1998)

Cierto que 1964 fue un año de nuevas perspectivas, aunque para el PCP haya significado su ruptura definitiva. Según Abimael Guzmán “La IV Conferencia fue una rebelión de las bases del Partido contra una dirección revisionista totalmente podrida que debía ser derrocada porque yendo contra el marxismo leninismo cerraba el paso a la revolución impidiendo el desarrollo del Partido. Los comités partidarios, no habiendo otra posibilidad, tuvieron que coordinar entre sí para poderse reunir en Conferencia y expulsar a la pandilla revisionista”  (GUZMÁN.2014)

En enero de ese año el diario “La Prensa” dio cuenta de la realización de la  IV Conferencia Nacional del PCP que expulsaba, entre otros, al secretario general Raúl Acosta. La noticia fue desmentida por el Comité Central. Muchos Comités Regionales  de la JCP permanecieron en la incertidumbre pero dependiendo administrativamente del BEN hasta junio de ese año.

Como fuera, a la IV Conferencia Nacional asistió la mayoritaria de militantes del interior del país, rigurosamente seleccionados y alineados con su posición ideológica. La intervención del Comité Regional de Ayacucho apuntó a destacar lo que, según este, era el carácter antipopular y reaccionario del gobierno de Belaúnde, la importancia de la lucha armada y del camino de cercar las ciudades desde el campo y la necesidad del desarrollo clandestino del Partido.

Los pro- soviéticos señalan que la Conferencia fue convocada por el sector pro- chino para culminar con la ruptura. Oficialmente los convocantes fueron tres miembros del Comité Central: Saturnino Paredes, José Sotomayor y Juan Soria, en acuerdo con el Comité Regional de Lima y el BEN de la JCP, compuesto por Jorge Hurtado, Rolando Breña, Camilo Valqui, Carlos Legua, Lourdes Bruckmann, Francisco Cervera, Wilfredo Álvarez, Tauro de Lama y Gerardo Chu.

La responsabilidad de redactar el documento de la IV Conferencia fue Sotomayor; constaba de 60 páginas mimeografiadas y divididas en tres capítulos: La situación internacional es favorable a los pueblos que lucha por su liberación nacional; la situación política del país y las tareas del partido; la Situación del Partido. Sotomayor asumió la misión ya que en 1962, siendo responsable del Comité Departamental de Cuzco, presentó las tesis de Mao Tse- Tung como alternativa a la línea política seguida por el Congreso Nacional de ese año.

El documento llegó a la conclusión de que la participación de la izquierda peruana en la contienda electoral era una traición a los principios del marxismo- leninismo. A pesar de la crítica a la línea del partido, los simpatizantes de revolución cubana denunciaron la transición pacífica al socialismo, propugnada por Moscú como parte de la doctrina de la Coexistencia Pacífica.

Para ahondar más en sus diferencias con los soviéticos, el documento también condenó lo que consideraba una “campaña de desestalinización” emprendida por Nikita Jruschov durante el XX Congreso del PCUS en 1956.

Según el documento de la IV Conferencia Nacional, la primera etapa de la revolución peruana se llevaría a cabo con un modelo chino “nacionalista y antiimperialista, democrática nacional y agraria”. Para Sotomayor, aunque la experiencia revolucionaria bolchevique siempre se consideraba digna de interés, los convocantes  a la IV Conferencia consideraban la estrategia empleada por Mao Tse-Tung en China, “del campo a las ciudades”, la más adecuada a la realidad peruana (IV Conferencia Nacional del PCP: 33). Sin embargo, el camino pacífico al poder, defendido por Khrushchev, fue rechazado resueltamente porque, según ellos, la transición del capitalismo al socialismo nunca logró sin violencia (IV Conferencia Nacional del PCP: 1964. 34)

Gustavo Espinoza asegura que la correlación de fuerzas durante la IV Conferencia Nacional no se reflejaba en la base ya que las células que operaban al interior de la Facultad de Medicina de la UNMSM y la entonces Escuela Normal Superior Enrique Guzmán y Valle “La Cantuta” permanecían con el sector pro- soviético. De otro lado, los pro- chinos aseguran laasistencia de la mayoría de las bases y ocho miembros del Comité Central. “En esta Conferencia se rompió orgánicamente con el revisionismo después que tuvieran cerca de 30 años de predominio.” (PARTIDO COMUNISTA DEL PERÙ- PATRIA ROJA: 1993) Días antes, el PCP sufrió la muerte accidental del dirigente campesino Emiliano Huamantica, mientras se dirigía al III Congreso Nacional de la Federación Textil, representando a la delegación cusqueña. Su muerte causó consternación profunda en el movimiento sindical y a su sepelio fue de carácter masivo.

Los convocados a la IV Conferencia Nacional asumieron la representatividad de los Comités Regionales de sus lugares de origen o residencia, actuando como delegados de sus departamentos. De esa manera, Paredes representó a Junín, Rolando Breña a Huancavelica, Vicente Mendoza Díaz a  Arequipa, Carlos Legua a Ica, José Sotomayor a Puno, Jorge Sotomayor (Responsable del Comité Regional del Cusco de la JCP) al Cusco. Para José Sotomayor, solo tuvieron relativa representatividad legal las delegaciones de los Comités Regionales de Lima y Ayacucho, ésta última, encabezada por Abimael Guzmán y Osmàn Morote.

Luego de la IV Conferencia Nacional, el sector pro- chino adoptó el nombre de Partido Comunista Peruano – Bandera Roja (PCP- Bandera Roja) y teniendo a Saturnino Paredes como su secretario general. La mayor parte de las bases campesinas y juveniles comunistas se integraron a Bandera Roja, asumiendo a  las siguientes cuestiones:

a) El Perú no es un país dependiente sino semicolonial;

b) La fuerza motriz principal de la revolución peruana es el campesinado;

c) La revolución peruana va del campo a. la ciudad, siguiendo un curso duro y prolongado;

d) La violencia revolucionaria en forma de guerra popular es la forma principal de lucha;

e) El Ejército Revolucionario es la forma principal de organización del movimiento revolucionario;

f) La constitución de Bases de Apoyo Revolucionarias y la construcción de las Fuerzas Armadas Revolucionarias son la tarea principal de los revolucionarios.

Mientras tanto, los sectores obreros mayoritariamente optaron por mantenerse en el sector pro- soviético que rápidamente se le conocerá como “PCP- Unidad” debido al nombre del periódico vocero “Unidad”. Jorge Del Prado se mantendrá como secretario general por muchos años más.

Para 1964 la dirección del PCCH tenía cuadros internacionalistas, marxistas leninistas, por lo que el calificativo de “antimarxistas” dado a todos los puntos de vista que pusieron en discusión durante los años de polémica en el Movimiento Comunista Internacional carecía de argumento.

La interpretación china de la “Coexistencia Pacífica” se confirma cuando Sotomayor exhibió en el segundo capítulo del informe de la IV Conferencia que la ” burguesía nacional ” encabezada por el entonces presidente Fernando Belaúnde, quien gobernaba desde 1963, era asimilada implícitamente a la categoría de “países intermedios”(13) y que según China, un estado socialista podía establecer relaciones políticas y comerciales ya que contribuía a la construcción del socialismo. (IV Conferencia Nacional del PCP: 1964.18)

En consecuencia, Sotomayor defendió a la diplomacia china cuando ofreció apoyo condicionado a la política “reformista” de Belaúnde ya que el objetivo era permitir que se consolide la base política del PCP (IV Conferencia Nacional del PCP: 1964. 22).  Sin embargo, hizo hincapié en la política precaria de “unidad y lucha ” con el gobierno, debido a que un ” país intermedio ” las ambiciones nacionalistas de la burguesía nacional ” rápidamente permitiría el avance de la revolución (IV Conferencia Nacional del PCP: 25-26) Para Sotomayor, el acercamiento con el imperialismo era inevitable, incluso para el triunfo del comunismo (IV Conferencia Nacional del PCP: 1964. 5)

Si para los pro- chinos- la IV Conferencia Nacional motivó la expulsión de los dirigentes Jorge Del Prado, Raúl Acosta, Rubén Mollepasa, Alfredo Abarca, César Lévano, Carlos Vega, Félix Shereiber, Rodolfo Díaz y otros a niveles departamentales, para los pro- soviéticos, el “maoísmo” fue erradicado por completo de sus filas. “Ellos negaban cualquier vinculación con el maoísmo; decían que estaban luchando por la moralización del partido, contra la camarilla Acosta- Del Prado”, señala Espinoza.

En el informe de la IV Conferencia Nacional se retomaron tesis como el carácter y el camino de la revolución nacional y democrática, la valoración del papel del campesinado en el proceso revolucionario, el rompimiento con la “línea seguidista” al PCUS; sin embargo, al interior de los pro- chinos se cuestionaba una supuesta persistencia de errores de dogmatismo, al no analizar ni estudiar la realidad socioeconómica y las particularidades del movimiento obrero en el Perú.

El informe trasplantó mecánicamente las tesis de la revolución China, se transcribió el capítulo “El Partido” del libro. “Fundamentos del Leninismo” de Stalin y en los hechos se mantuvo una estructura burocrática y liberal de Partido. (RANQUE, 1998)

Por su parte, los pro- chinos calificaban la estructura partidaria como “revisionista”, sumándose la práctica del “foquismo” en el terreno militar, supuestamente desnaturalizando los intentos de construir las Fuerzas Armadas del Partido y fragmentando el trabajo militar del movimiento político de las masas al crearse los “comandos militares” desvinculados al margen del aparato partidario. Todo ello pese al discurso de Paredes respecto a la necesidad de iniciar la guerra popular.

El dirigente sindical del Magisterio y militante del Partido Comunista del Perú- Patria Roja, César Barrera Bazán, recuerda las consecuencias de la ruptura:

“Se produjo una rápida polarización; entiéndase que la ruptura con el PCUS se empezó a notar en América latina y sobre todo en el Perú en los primeros años de los 60’. Particularmente cuando yo recién ingreso al partido es cuando estaba en el colegio; ahí los camaradas buscaban mantenernos alejados de ese conflicto, en un ánimo de unidad extrema y en una esperanza que los problemas se resolvieran antes de llegar a una ruptura; lamentablemente eso no se dio y las aguas siguieron su curso definitivamente. La 5ta. Conferencia (1965) afirmó un polo de contradicción muy radical frente al PCUS y definitivamente las  aguas corrieron por corrientes antagónicas. Ese golpe fue se sufrió con mayor fuerza entre la juventud. El panorama era muy propicio para que se radicalizara la juventud; se venía de las guerrillas del MIR, ELN, la Revolución Cubana. Los cubanos entablaron una relación de Estado muy fuerte con la URSS, eso  no lo veíamos bien pero quedaba el tema del “Che” en Bolivia.”(14)

La división al interior de la JCP en Arequipa es relatada por Francisco Del Carpio: “Oficialmente el Comité Regional de Arequipa de la JCP dependía del BEN que era parte del partido escicionista. Sin embargo, de los 8 miembros de ese CR, 4 discrepaban (Carlos Rosas, Guido Silva, César Salas y Francisco del Carpio) con esa dependencia, produciéndose un empate en la dirigencia juvenil, pues los otros 4 (Magdiel Gonzáles, Delgado Bejar, Nicolás Calla y José Luis Callo) estaban conformes con el BEN. El empate se rompe cuando Alberto Delgado Béjar (Ferré), responsable del CR, viaja a Cuba sin informar a la dirección regional de la JCP dejando en minoría a su “grupo”, esto cambia la correlación de fuerzas en la dirección regional de la Jota en Arequipa a favor del Comité Central.”(DEL CARPIO, 2012)

Según Del Carpio, A parir de la fecha el CR empezó a cuestionar al BEN, invitando a Rolando Breña y a Gustavo Espinoza para exponer ante los comunistas arequipeños sus puntos de vista sobre la división del Partido y del Movimiento Comunista Internacional. Del Carpio asegura que mientras que Espinoza llegó, Breña envió en su nombre al dirigente iqueño Carlos Legua.

“La posición más dura de las tesis del BEN (Bandera Roja-Perú Juvenil) la asumieron Nicolás Calla Paredes y José Luis Callo Quispe, concluyendo, taxativamente, que no podían (podíamos) caber en el mismo costal marxistas-leninistas (ellos) que eran en promedio 20 y revisionistas contemporáneos. La posición del Partido defendieron César Salas y Emilio Rosas. La votación final fue la esperada: 70 por desconocer al BEN y volver al Partido y 20 por Bandera Roja. La nueva dirección juvenil surgida de aquella Conferencia estuvo encabezada por Raúl Corrales (Tauro), Emilio Rosas y otros camaradas que tuvieron que enfrentar abiertamente la división y a un nuevo enemigo: los escisionistas pro chinos” (DEL CARPIO, 2012)

Espinoza asegura que de las 69 células existentes en Lima, 47 eran obreras que se mantuvieron en la línea pro- soviética y resto asumió la nueva línea pro- china. La militancia de las zonas rurales del país era mayoritariamente simpatizante de Saturnino Paredes- de significativa injerencia en la CCP  y por consiguiente optó por el maoísmo.

Sobre la correlación de fuerzas, Rolando Breña recuerda que quienes tuvieron una respuesta más compacta fueron los comités departamentales de Ica, el centro del país, Cusco, parte de Arequipa y la JCP. “El Regional Centro fue la vanguardia de la confrontación”, advirtió.

La prensa de circulación nacional también se ocupó de la ruptura. A los pocos meses de la ruptura la revista “Caretas” (del 8 al 21 de mayo de 1964) publicó un extenso análisis de Enrique Chirinos Soto titulado “Hablando de comunismo… “entre Mao y Khrushchev. Disputa entre teólogos” Escribe:

“A nadie llama la atención que una disputa teológica ocurra entre teólogos. Son los varones indicados para discutir semejante clase de cuestiones. Pero que una disputa teológica o, por lo menos, con sabor teológico ocurra ente revolucionarios fogueados, líderes proletarios, caudillos máximos del mundo rojo, sí parece extraño y resulta en alto grado sorprendente.”(CARETAS: 1964)

Chirinos Soto dice en tono sarcástico que la discusión ente Mao y Khrushchev tenía aires teológicos. “Khrushchev postula la doctrina de la coexistencia pacífica. Mao, en cambio, cree en el carácter ineluctable de la guerra, en la inevitable necesidad y hasta en la conveniencia de ese extremo recurso para destruir, en escala universal, el sistema capitalista. Para saber quién de los dos tiene razón, ambos se remontan, en apoyo de su respectivo punto de vista,  a los textos de Carlos Marx y de Lenin, vale decir, las sagradas escrituras del marxismo”

Respecto a “la escisión chino- soviética” asegura que “el comunismo pro- soviético  aún pesa más que el pro- chino (…) el del Perú, al centro, más soviético que chino”

13. “LA FRACCIÓN ROJA”

En la llamada “Entrevista del siglo” que en julio de 1988 publica El Diario con el nombre de “Entrevista al Presidente Gonzalo”, Abimael Guzmán señala respecto a Mariátegui: “Para el PCP Mariátegui es su fundador, construyó el Partido sobre claras bases marxista-leninistas, lo dotó en consecuencia de una posición ideológica clara, para él el marxismo-leninismo era el marxismo de su época, de su momento”; con ello considera que el PCP nació en 1928 con la fundación del Partido Socialista Peruano y que en 1930 se adhirió a adhesión a las directrices del Konmiterm que establecía la denominación de Partido Comunista.

Guzmán, nacido en Arequipa, no militó en el Comité Regional arequipeño; recién en 1962 viajó a Ayacucho, donde se afilió al partido. En 1963 apareció como coordinador de la llamada “fracción comunista” durante el IX Congreso de la Federación de Estudiantes del Perú (FEP), realizado en Huamanga, en noviembre de 1963.

Sin embargo, en su autobiografía “Memorias desde Némesis” dice que el Comité Regional de Ayacucho fue “la cuna del Partido y la Fracción”. Para Guzmán, la división del PCP, en 1964, y el nacimiento de “Bandera Roja” marca el inicio  de la organización.

A la pregunta de El Diario: ¿Por qué el PCP le da tanta importancia a la fracción, aquella fracción que reconstituyó el Partido?, Guzmán responde:

“PRESIDENTE GONZALO: (…) La fracción comienza a formarse en los inicios de los años 60 y está ligada a la lucha entre marxismo y revisionismo a nivel mundial que obviamente repercutió en nuestro país. La fracción comienza a plantearse el problema de cómo desenvolver la revolución en el Perú y va a encontrar estas cuestiones en las obras del Presidente Mao Tse Tung que por entonces comenzaban a llegar”

Luego de adjudicarse la expulsión de Jorge Del Prado y de la llamada “camarilla” dice:

“La fracción va a seguirse desenvolviendo en una circunstancia en que en el Partido se dan varias fracciones, una fracción encabezada por Paredes y otras dos fracciones que actuaban encubiertamente, no aplicando los criterios leninistas de fracción sino actuando como un partido dentro de otro, me refiero a Patria Roja, con su llamado ‘grupo Ching-kang’, y al autodenominado ‘grupo bolchevique’; y la fracción nuestra cuyo centro era la región de Ayacucho. La fracción se abocó a plantear cómo -ya habiendo definido línea en la V Conferencia del año 65- debería verse el problema de los tres instrumentos de la revolución; esto va a atizar una lucha interna y mal conducida, huérfanos de suficiente cohesión el Partido va a explosionar. Así, primero va a salir Patria Roja; pero salió expulsada del Partido por seguir una línea oportunista de derecha, por negar al Presidente Mao Tse tung, por negar a Mariátegui, por negar la existencia de situación revolucionaria en el Perú” (SOL ROJO: 1988)

Guzmán dice que la fracción no asumió la reconstitución del partido porque éste fue fundado en 1928 sobre claras bases marxista-leninistas y porque Lenin decía que frente a un partido que pierde rumbo o cae en el oportunismo, se tiene la obligación de bregar por reenrumbarlo y no hacerlo es un crimen político. “Así, la fracción tiene la importancia de haber cumplido ese papel, de haber servido a la Reconstitución del Partido a partir de su construcción ideológico-política, basándose en el maoísmo, que entonces llamábamos pensamiento Mao Tse Tung y en el establecimiento de una línea política general” (SOL ROJO: 1988)

Sin embargo, su alianza con Saturnino Paredes no evitó que formara paralelamente  en Ayacucho la “Fracción Roja” Las primeras experiencias del trabajo militar de la “Fracción Roja” estuvieron a cargo de un Grupo de Trabajo Especial que cumplirían funciones políticas, militares y logísticas, bajo el control absoluto del Partido y ligado estrechamente al trabajo campesino. Se desenvolvió un trabajo altamente secreto, planificado y denodado, apoyándose en propios esfuerzos y basándose en el campesinado.  Guzmán recuerda que la investigación militar se orientó al reconocimiento de toda la región, en la selección del contingente y en menor grado la consecución de armas elementales. De esa manera Ayacucho dio el primer paso para que en 1980 se iniciara el periodo más sangriento de la historia republicana.

Según Richard Gott, las fuentes chinas señalaban que la reunión inaugural del nuevo PCP- Bandera Roja fue visitada por la mayoría del antiguo Comité Central y por representantes  de 13 de los 17 Comités Regionales. (GOTT, 1973) Lourdes Bruckmann asegura que a la JCP llegaban las noticias acerca de la polémica internacional y el acuerdo de que viaje una delegación oficial de la JCP a una escuela político militar que los prepararía para la guerrilla; “así viajamos en julio de 1964 y estuvimos seis meses”  En la delegación también estuvieron Edwin Bastos, Jorge Hurtado Pozo, Gerardo Benavidez, Lily Lau, Nidia Barreda, Vilma García, Víctor Mayorga y los hermanos Zapater.

Según el militante comunista Tany Valer, la decisión de crear un partido comunista que aplicara las lecciones de la Revolución China – como la guerra popular prolongada- a la situación peruana dentro de un contexto político latinoamericano que fue muy influida por la Revolución Cubana y la respuesta del imperialismo estadounidense, significaba la conformación de una guerrilla. (LUST, 2013)

En los departamentos de Junín, Cusco y en la provincia piurana de Ayabaca, cuadros del flamante PCP- Bandera Roja trataron de sentar las bases para los futuros focos guerrilleros, aunque la dirección se encontraba en las ciudades. La conformación de esta guerrilla, así como el fraccionamiento al interior del propio maoísmo peruano y la llamada “Guerra Popular” que el PCP- SL le declaró  al Estado peruano, serán materia de posteriores trabajos.

14. CONCLUSIONES

Si al crearse la República Popular China su política exterior estuvo en función de su alianza con la URSS, posteriormente las directivas del PCCH pusieron énfasis en una propaganda ideológica que consolidara su influencia política fuera de sus fronteras; de ahí la necesidad de invitar a delegaciones extranjeras a visitarla. Los documentos oficiales chinos señalan que el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre China y Francia, en 1964, fue una importante conquista de la diplomacia china que le permiti�� abrir nuevas perspectivas en zonas fuera de Asia, África y América latina.

La diplomacia china aprovechó el prestigio de su revolución para fortalecer sus particulares posiciones en la América Latina, y estimuló por todos los medios el surgimiento de una línea común en los países de Asia, África y América Latina sobre la base de su condición de “semicolonias” pobres. Con Mao Tse Tung la política exterior de China con respecto a América Latina era de apoyo a los movimientos de liberación nacional y se encontraba fundada en la Teoría de los Tres Mundos, que sostenía que  Estados Unidos y la URSS  pertenecían al Primer Mundo por ser superpotencias militares antagónicas y poseer armas atómicas. El Segundo Mundo lo constituía Europa (sobre todo Occidental), el rival chino de Japón, Canadá y Australia, quienes eran aliados del Primer Mundo y no poseían tantas armas nucleares (o no las tenían en absoluto). Por lo tanto, según Mao, el Tercero Mundo lo conformaban China y las naciones no alineadas ideológicamente.

No obstante, el concepto de “riqueza” al que hacía referencia Mao no se ajustaba a la realidad objetiva: El PBI de la URSS no llegaba a un tercio del estadounidense, poseía un ingreso per cápita “medio” y no era un país desarrollado, según los estándares económicos occidentales tradicionales. Los llamados países del “Segundo Mundo” sí gozaban de un nivel de vida alto.

El Movimiento de Países No Alineados lo conformaron Estados que no formaron parte del conflicto geopolítico e ideológico mundial conocido como la Guerra Fría, que enfrentaba a  la URSS y Estados Unidos. China pudo ser miembro observador de los No Alineados ya que años antes el PCCH rompió su dependencia  con el PCUS.

Durante el acuerdo sobre el comercio y las relaciones entre la región china del Tíbet y la India en 1954, se retomaron en el contexto de la Guerra Fría por parte del Movimiento de Países no Alineados, los Cinco Principios de Coexistencia Pacífica, que hacían referencia: Al respeto mutuo a la integridad territorial de cada Estado y la soberanía, la no agresión, no injerencia en asuntos internos, igualdad y beneficio mutuo, coexistencia pacífica.

Aunque China brindó capacitación militar a los movimientos guerrilleros, a diferencia de la URSS, que tuvo injerencia directa en otras naciones, consideraba que para la conquista de la completa liberación de los pueblos, éstos debían apoyarse ante todo en su propia lucha y sólo en segundo lugar, en la ayuda internacional: “Los pueblos que hemos conquistado la victoria en nuestra revolución, debemos ayudar a los que aún están luchando por su emancipación. Este es nuestro deber internacionalista” (Conversación con amigos africanos (8 de agosto de 1963))

Cuando en enero de 1964 se generaron hechos de violencia en Panamá, con motivo de la presencia norteamericana en la zona del Canal, Mao fue enfático al llamar a la unidad, no solo a los países del campo socialista sino a los pueblos de Asia, África y América Latina, así como a los países amantes de la paz y los sometidos a la agresión, control, intervención de Estados Unidos, a fin de conformar un frente único contra la política de agresión y en defensa de la paz mundial.

China, supo entender la conformación y las particularidades de las sociedades en los países de América latina, de ahí que muchos comunistas peruanos se sintieran identificados con el discurso.

En el Perú, el sector campesino históricamente estaba excluido de la vida política del país y carecía de educación y una formación política básica; ello por la hegemonía de las clases dominantes, defensoras del sistema imperante; no obstante, la dirigencia de izquierda peruana no logró crear las condiciones para que los campesinos se conviertan en los protagonistas y artífices de proceso revolucionario alguno, ni siquiera éstos fueron parte significativa, ni de los contingentes guerrilleros que tomaron las armas a inicios de la década de 1960 ni de las listas de candidatos al Parlamento.

La estrategia empleada por Mao Tse Tung respondía al marxismo aplicado a una realidad particular como China y fue concebida por sus seguidores como una nueva etapa de desarrollo ideológico en el proyecto comunista internacional; sin embargo, en el Perú se presentó una aplicación mecánica del Pensamiento Mao Tse Tung, así como una comprensión errónea del mismo y un deficiente estudio integral de la realidad peruana por parte de las organizaciones políticas de izquierda. Los principales dirigentes políticos peruanos eran de extracción pequeño burguesa y asumieron la defensa de sus propios intereses, así como una dependencia y alineamiento con las directivas dadas desde Moscú o Pekín.

Entre la izquierda peruana hubo una incapacidad de aplicar el marxismo a las condiciones peruanas sin perder su protagonismo y los beneficios otorgados por las dos potencias del comunismo.

Objetivamente, en esos primeros años, los grupos identificados como “maoístas” no tenían verdaderas fuerzas en el terreno. Su significativo protagonismo sería encarnado al mostrar una verdadera voluntad política de transformar los discursos en práctica.

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(1) Los Guardias rojos fueron un movimiento de masas, compuesto mayoritariamente por estudiantes universitarios y de escuelas secundarias en China, quienes fueron movilizados por Mao Tse Tung entre 1966 y 1967, durante la Revolución Cultural, en contra de los elementos elitistas de la sociedad. Este movimiento fue promovido por Mao en una estrategia de reconquista del poder. Para favorecer su desarrollo, clausuró escuelas secundarias y universidades. Los Guardias rojos fueron los autores de la destrucción sistemática del patrimonio hasta la humillación pública, el encierro en “campos de reeducación (o laogai) y, en algunos casos, la ejecución de intelectuales. No tuvieron armas verdaderas, y aprovecharon en las tácticas de desorden civil para lograr ellos objetivos.

(2) El Poder Popular es una propuesta para la construcción del socialismo democrático mediante un modelo de democracia participativa y protagónica en la que se sustentaría la organización del Estado socialista. Se basa en la voluntad general (soberanía popular) y consiste en los ejercicios directo (La transferencia de competencias desde el gobierno a la comunidad organizada en consejos locales electos en asambleas populares) y el indirecto (A través del sufragio, tanto para la elección de representantes a las distintas instancias del poder popular, como para la toma de decisiones trascendentales en los diversos tipos de referéndum disponibles en cada legislación nacional)

 (3) Robert J. Alexander. “Background of Communism in Latin America”, en Clement J. Zavloski. Sino- Soviet rivalry. Implications for U.S. policy, Nueva York, F.A. Praeger Publishers, 1966.

(4) La Gran Purga fue el nombre dado a la serie de campañas de represión y persecución políticas llevadas a cabo por Josef Stalin en la URSS, finalizando la década de 1930. Cientos de miles de miembros del PCCH, socialistas, anarquistas y opositores fueron perseguidos o vigilados por la policía, además se llevaron a cabo juicios públicos, se enviaron a cientos de miles a campos de concentración y otros cientos de miles fueron ejecutados. Los soviéticos justificaron posteriormente la medida, argumentando que se limpió el camino de elementos “saboteadores” o disidentes para la futura guerra con la Alemania Nazi, una gran cantidad de las víctimas eran miembros del Partido Comunista y líderes de las Fuerzas Armadas. Otros sectores de la sociedad que sufrieron la persecución fueron los profesionales, los kuláks (campesinos burgueses) y las minorías, que fueron vistas como una potencial “quinta columna”. La gran mayoría de estas detenciones fueron llevadas a cabo por el Comisariado del Pueblo para asuntos internos, también conocido como el NKVD.

(5) OvsiyHrihorovichLiberman (1897-1983) economista soviético de origen judeo-ucraniano; propuso el incremento de la producción industrial mediante la implantación de nuevos métodos de administración empresarial dentro de la planificación económica marxista (derivada a su vez del sistema político que el régimen soviético denominaba “centralismo democrático”). Liberman exponía que la rentabilidad de las empresas estatales debía ser conseguida mediante el incremento de la productividad (lo que indirectamente redundaría en el incremento de los salarios reales) y a través de las primas derivadas de la venta o colocación de productos. De esa manera, contradecía una muy difundida idea entre los economistas soviéticos, polacos, húngaros, etc. de mediados de la década de 1950: la de exigir cuotas de producción preestablecidas, a través de los omnipresentes planes quinquenales (símbolo inequívoco de la planificación centralizada). Asimismo, Liberman se oponía al excesivo otorgamiento de subsidios estatales que intentasen compensar la ineficiencia de algunas las fábricas.

(6) La expresión “tigre de papel”  fue utilizada en 1956 por Mao TseTung en una entrevista  con la periodista estadounidense Anna LouiseStrong, para designar algo que aparenta ser una amenaza pero que es en realidad inofensivo, en este caso al imperialismo estadounidense.

(7) Entrevista a Lourdes Bruckmann realizada el 28 de octubre del 2013

(8)Entrevista del 09 de julio del 2013 a Gerardo Benavides

(9) Primera vez publicado, en traducción al inglés, bajo el título de “ThePeruvianRevolution: Concepts and Perspectives”, en MonthlyReview de noviembre de 1965 (vol. 17, núm. 6), págs. 12-28, y en Chile en la versión castellana de la revista. Edición digital: Marxists Internet Archive, 2006. Fuente: Obras de Luis de la Puente Uceda. Voz Rebelde Ediciones, (Lima?), 1980.

http://www.marxists.org/espanol/delapuente/1964/rev-peru.htm

(10) Primera vez publicado: En 1964 en el Perú, en forma de panfleto con el mismo título, que contenía además “El camino de la revolución”, también escrito por de la Puente, y los estatutos del MIR.

Fuente de la versión digital: Instituto Luis de la Puente Uceda (ILDEPU) Transcripción y HTML para el MIA: Juan R. Fajardo, septiembre de 2006. Esta edición: Marxists Internet Archive, 2006,  cotejada y corregida con la versión que aparece en Obras de Luis de la Puente Uceda. Voz Rebelde Ediciones, (Lima?) 1980. http://www.marxists.org/espanol/delapuente/1964/posicion/02.htm

(11) Entrevista del 9 de julio del 2013 a Rolando Breña Pantoja

(12) Paredes, Saturnino. “Perspectivas y tareas del Frente Campesino”Parte del informe presentado al IV Congreso del PCP (1962)  Luego circuló una versión mimeografiada en 1965, y finalmente se publicó en forma impresa como parte del libro “El trabajo en el frente campesino” Ediciones “Trabajo y Lucha”, Lima, 1970.

(13) Esta categoría incluye a las potencias capitalistas e imperialistas que están sometidas a la dominación de los Estados Unidos: Japón, Francia, Alemania occidental, Gran Bretaña e Italia.

(14) Entrevista del 16 de julio del 2013 a César Barrera Bazán

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SÌNTESIS BIOGRÀFICA DEL AUTOR

Ernesto Toledo Brückmann (Lima 1974)  Estudió periodismo, se licenció en la Escuela Bausate y Mesa y tiene un diplomado en Docencia Universitaria en la Universidad César Vallejo Lima- Norte. Actualmente estudia la Maestría en Docencia Universitaria y Metodología de la Investigación en la Universidad Peruana de Ciencias e Informática UPCI

Ha laborado en  diversos medios de comunicación y presentado sus investigaciones en centros académicos del país y el exterior.

 Es autor de los siguientes libros:

“José María Arguedas y Lima (1911- 1938): Influencia y valoración en sus primeros encuentros con la capital” 2012;

“El Cóndor Pasa: mandato y obediencia. Análisis político y social de una zarzuela” 2011;

“Mariátegui y la música de su tiempo: cuatro ensayos históricos sobre la influencia musical en el Amauta” 2008;

“Felipe de los pobres: vida y obra en tiempos de luchas y cambios sociales” 2007;

“Retablos de Ayacucho: testimonio de violencia” 2003;

“Síntesis histórica y clasista de las comunicaciones en el Perú” 2002;

“¡¿Hasta Cuándo?!: la prensa peruana en el fin del fujimorato” 2001